Argentina en el contexto de los metales preciosos

Argentina en el contexto de los metales preciosos

La Nueva Minería de Argentina inicia con la sanción de la Ley 24196 de Inversiones Mineras y complementarias, un plexo legal cuyo objetivo ha sido alentar el arribo de capitales a través del mantenimiento de las reglas de juego a lo largo del tiempo, generando el marco previsible para que recalen cifras multimillonarias. A un negocio de riesgo por su propia naturaleza –la cada vez menor baja tasa de descubrimientos- se la alienta con un marco donde pueda otorgarse ciertas facilidades: con ello nos referimos que tributen todas y cada uno de los impuestos, tasas y contribuciones que correspondan, pero ajustando las obligaciones impositivas a la dinámica de un negocio medido en décadas desde la exploración inicial hasta la entrada en producción en el caso de que se descubra un depósito económicamente explotable.

El primer ejemplo de construcción y puesta en marcha de centros mineros bajo el amparo de la normativa indicada con anterioridad se materializa en Bajo la Alumbrera, el gigante de cobre y oro localizado en la provincia de Catamarca: luego del fin de su vida útil, se planifica que la infraestructura remanente será utilizada para el desarrollo del depósito Agua Rica, devenido en el proyecto integrado MARA. Al acontecimiento de Catamarca siguieron una serie de ejemplos asociados primariamente a los metales preciosos, con diversos ejemplos a lo largo de diferentes regiones de Argentina:

  • Macizo del Deseado de la provincia de Santa Cruz (minas Cerro Vanguardia, Cerro Negro, Cerro Moro, San José, Manantial Espejo, Don Nicolás, y un amplio portfolio de proyectos en diferentes instancias de desarrollo)
  • Provincia de San Juan con las minas Veladero, Gualcamayo y Casposo (está ultima en cuidado y mantenimiento), sumado a una importante actividad exploratoria en la Faja El Indio – Valle del Cura, además de otras áreas con proyectos como Hualilán, Don Julio, San Francisco de los Andes. A este punto, es preciso remarcar la importancia del oro y la plata como subproductos asociados al cobre en algunos de los grandes cuerpos como Josemaría, Filo del Sol, Los Azules y Altar Río Cenicero
  • Región NOA con las minas Chinchillas (Jujuy) y Lindero (Salta), a lo que se deben sumar proyectos en instancias de exploración y desarrollo como Diablillos, El Quevar, etc.

Como es de público conocimiento, el futuro minero de Argentina se sustenta en un póquer de metales: cobre, litio, oro y plata. Si se observa la cantidad de emprendimientos asociados al cobre en cuanto a escala y CAPEX requeridos, el metal rojo podría ser el principal vector de la minería de Argentina de las próximas décadas, seguido por el litio, el mineral que actúa como componente esencial y crítico para la electromovilidad, localizado en el Triángulo conformado por las provincias del NOA Argentino, Chile y Bolivia, región con una amplia capacidad productora acompañada de una ferviente actividad exploratoria.

Si analiza lo indicado en el párrafo anterior, ¿el oro y la plata serían “metales secundarios” para la minería de Argentina de las próximas décadas? ¿Cuán atractivos son los proyectos de nuestro país?, ¿existe posibilidad de que se sumen al concierto internacional? Para encontrar respuestas a estas preguntas y otras, se requiere de un análisis macro de estos metales a escala internacional, así como las variables que impulsan su demanda.

Los factores que alientan a los metales preciosos

El comportamiento de los metales preciosos, particularmente el caso del oro, está altamente influenciado por dos variables, y con ello referirnos a la tasa de interés de la Reserva Federal de EE.UU. y los comportamientos asociados a la geopolítica internacional.

La estrategia de la principal economía mundial es sostener la tasa de interés en las cercanías del 0%, más allá del rebrote inflacionario. La Reserva Federal anticipó que la suba del tipo de interés podría ocurrir en 2023: la caída del dólar frente a otras monedas, el retroceso de las acciones, y un entorno de mercado incierto sienta las bases para una potencial revalorización del oro. La política monetaria flexible de la Reserva Federal allana el camino para la onza porque es diferente al de la tasa de interés: en períodos de suba del tipo de interés el oro desciende, y viceversa.

Independientemente de una recuperación económica percibida a nivel mundial, la misma se encuentra en periodo de búsqueda de un sostenimiento no medible en el tiempo: en el mientras tanto reina una incertidumbre en los mercados internacionales, escenario ideal para la apuesta por los metales preciosos.

En la misma sintonía, y en tradicional acompañamiento al oro, la plata tiene un lugar bien ganado como refugio de inversión, más allá de que sus aplicaciones y demanda difieran del metal dorado. No es el activo por excelencia como sitio de refugio como el caso del oro, pero sí una excelente vía de acceso para pequeños inversores que optan por este metal menos oneroso.

El factor COVID no puede ser dejado de lado: la pandemia de referencia juega un rol crítico en el desempeño de la cotización de los metales. Como se indicara anteriormente, la recuperación económica no se encuentra consolidada, independientemente de que la reacción inicial fue mejor de lo estimada.  Este riesgo e incertidumbre, sumado a una geopolítica no del todo clara por los sucesos del siempre potencial polvorín de Medio Oriente, sientan las bases para un trampolín en la cotización de los metales preciosos (Ver Gráficos 1 y 2)

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